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Las Provincias Internas de Oriente se encontraban bajo el mando del brigadier Joaquín Arredondo. Cuando los rumores de la proclamación del Plan de Iguala llegaron a mediados de marzo, una agitación se produjo en los ánimos de la población.[375]​ En junio, Arredondo concentró sus fuerzas militares en Monterrey y ordenó trasladar al mismo sitio todos los fortuna económicos que se encontraban en Saltillo, pero el tesorero apoyado por los miembros del Concejo se negó a obedecer.

A su regreso a España, Fernando VII le otorgó el título de Conde de Calderón como premio a su desempeño. abriles más tarde, sería célebre dirigente de un ejército destinado a la reconquista de Nueva España, pero el propósito de ese ejército nunca se llevó a cabo. Vivió sus últimos primaveras como capitán general en Valencia.[260]​ La política del nuevo virrey Apodaca fue más indulgente, prohibió el fusilamiento de prisioneros insurgentes con el objeto de alcanzar la pacificación por medios más humanitarios y promovió aún más los indultos.[261]​

Cien soldados realistas se unieron a las filas del Ejército Auxiliador de la República Mexicana, pero la informe del desembarco —el cual ya se esperaba— llegó a la caudal. De inmediato, los ejércitos realistas se pusieron en marcha para confrontar a los recién llegados.

El 9 de septiembre se celebró una última Concilio general que solo sirvió para irritar los ánimos y aumentar el antagonismo entre criollos y europeos.

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Insurgente armado con una pica. Acuarela de Theubet de Beauchamp. Este tipo de combatiente debió ser muy numeroso en el contingente de Hidalgo. En respuesta al avance de los insurgentes, el virrey Venegas publicó un edicto ofreciendo una recompensa de diez mil pesos por las cabezas de los líderes de la insurrección.[79]​ Félix María Calleja y Roque zapatilla se pusieron en marcha para cercar la insurrección.

La conspiración fue denunciada el 9 de septiembre por José Mariano Galván. Otras denuncias llegaron a oídos del comandante Ignacio García Rebolledo, que dispuso el cateo a la casa y la aprehensión de los hermanos González.

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Como respuesta, el Cabildo de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en desaparición del rey auténtico; la reacción condujo a un ataque de Estado contra el virrey y llevó a la prisión a los cabecillas del movimiento.

La ciudad de Puebla estaba defendida por Ciriaco del llanada, quien tenía como segundo al coronel José Morán, desplazado en Santo Martín Texmelucan.[371]​ El día 6 de julio comenzaron las hostilidades cuando una columna realista intentó confrontar a los trigarantes, pero esta fue obligada a regresar a la ciudad para resguardarse; Mier y Terán dirigió un cañeo incesante hacia la ciudad. El día 17 se pactó un armisticio, durante este error, el coronel Manuel de la Concha se aproximó para ayudar a los sitiados, pero su avance fue combatido por Epitacio Sánchez, Joaquín Ramírez y Sesma, quienes lo obligaron a regresar a la hacienda.[372]​

En las Cortes de Madrid se determinó que los diputados suplentes de América ya no podrían participar en las nuevas sesiones, get more info pues estos habían sido elegidos solamente para un período. por consiguiente, los legisladores como Miguel Ramos Arizpe y Mariano Michelena fueron excluidos. Las noticiero de la independencia de Nueva España y Guatemala lograron encender la pasión de los diputados peninsulares, quienes rechazaron la firma de los Tratados de Córdoba. Los diputados novo-hispanos Lucas Alamán, Juan Gómez de Navarrete y Miguel Puchet expusieron elocuentemente que si las Cortes no reconocían las exigencias del Nuevo Mundo como legítimas, España perdería sus reinos americanos. Pero los diputados europeos se negaron a acertar concesiones a los americanos, estos últimos perdieron paulatinamente la esperanza de ver consensuadas sus peticiones.

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Iturrigaray simpatizaba con estas ideas. Finalmente, la Agrupación fue reprimida por un asalto de Estado contra el virrey. Artículo principal: Crisis política de 1808 en México

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